La consulta a la ciudadanía sobre la urbanización de la superficie liberada por el soterramiento de las vías del tren ha sido precipitada y responde a los intereses políticos del gobierno de la ciudad. De hecho, no se ha votado sobre un proyecto concreto sino sobre qué grupo de arquitectos hará la redacción del anteproyecto de urbanización de la nueva centralidad, a realizar después de las obras que durarán 4 años.

Esta consulta ciudadana se ha realizado con demasiadas prisas, habría tenido más sentido hacerla una vez que las obras del soterramiento estuvieran más avanzadas y las opciones de urbanización fueran más cercanas a lo que finalmente se podrá ejecutar. De hecho, ya están cambiando propuestas de equipamientos a desarrollar en los espacios de la nueva centralidad.

Esta consulta se ha avanzado tanto en el tiempo, que la urbanización que finalmente se realice, debido a los imponderables y al propio proceso de la tramitación urbanística, distará mucho de los proyectos que se han sometido a votación. Y esto es hacer trampas a la ciudadanía.

¿Y por qué estas prisas? ¿Por qué no hemos podido votar sobre opciones más realistas más adelante? Seguramente las prisas se han debido más al interés del equipo de gobierno por capitalizar y hacer publicidad de una acción de gobierno inexistente, antes de que Lídia Muñoz ceda la alcaldía, el próximo mayo, a ERC.

La dificultad para entender las propuestas, el poco tiempo  (del 2 de octubre al 21 de noviembre) y que el resultado, previsiblemente, se aleje de la propuesta votada, tiene como consecuencia el desinterés demostrado por la ciudadanía, reflejado en la baja participación, un 16 %.

 El procedimiento de tramitación urbanístico es tan largo y los imponderables que pueden surgir son tantos (nuevos equipamientos sobrevenidos, nuevo emplazamiento: ampliación del Complex y piscina exterior, Parc Esportiu Rambla, ampliación del pabellón Juan Carlos Navarro, Cap Rambla, un tercer instituto, la ciudad judicial, etc.) que difícilmente se puede prever el resultado final.

Es evidente que esta consulta tan mal planteada y con tantas prisas, no responde a los intereses de la ciudad ni de la ciudadanía, sino a una intención clara de propaganda por intereses políticos.

Sant Feliu no merece un gobierno que plantea el futuro de la ciudad mal y con prisas.

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